El otoño es una época ideal. Si pillas un día nublado, hay que aprovechar para sacar los cielos cargados, llenos de dramatismo. Si tienes suerte y hace sol, la luz es especial, muy rasante y suave, que saca el detalle y textura de las cosas. Además, los bosques se llenan de hojas, con lo que el suelo que habitualmente no nos aportaría nada queda con una textura muy bonita.
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